jueves, 4 de marzo de 2010

UN LUGAR ÚNICO: EL COLISEO

El Coliseo, situado en Roma, es uno de los monumentos más grandiosos de los antiguos romanos.
El exterior del edificio estaba recubierto de mármol de gran calidad.
En el interior, las gradas rodeaban la arena, que era el lugar donde se celebraba los espectáculos. Bajo el suelo había galerías, habitaciones, jaulas y ascensores.
Cuando llovía o hacía sol, hacían falta cientos de hombres para cubrirlo con un gigantesco toldo.
El público entraba al Coliseo por los arcos de la planta baja. En las gradas, cada uno se colocaba según su clase social. Abajo, los senadores. Estos eran los privilegiados y disponían de asientos de mármol con sus propios nombres. Más arriba se colocaban otros ciudadanos importantes y en la parte más alta, de pie, el pueblo.
La inauguración del Coliseo fue una fiesta grandiosa: se celebraron juegos durante cien días y se sacrificaron unos cinco mil animales.
Allí, hubo también, luchas de gladiadores, peleas de fieras e, incluso, combates navales.
Hoy en día, todavía parece que se pueden escuchar allí los rugidos de las fieras o los gritos enfervorizados del público aclamando a sus ídolos.

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